martes, 6 de septiembre de 2011

La Verdad sobre el Fracaso


Recientemente he escuchado con frecuencia acerca de la palabra “fracaso” en la sociedad. La mayoría de las personas tienen una asociación negativa acerca de ella. Esa pequeña palabra carga bastante peso en nuestros pensamientos y tiende a darnos tanta energía negativa e innecesaria. En ingles existe una expresión conocida como “F Word” que significa enviar al carajo una situación; yo la relaciono como la segunda F Word. Pero voy a decir lo siguiente claro y en voz alta: ¡Yo soy un fracaso! ¡Lo dije claro?

Lo que a mucho de nosotros se nos olvida o no nos damos cuenta es que el camino al éxito esta pavimentada con miles de fracasos. Lo que nos pasa con frecuencia es que en el camino fracasamos y decidimos que no vamos a alcanzar nuestra meta deseada, así que nos rendimos. La ironía es que lo que nos detiene de sobresalir o alcanzar nuestras metas no es fracaso en sí, es como respondemos a él. Es como interpretamos nuestros fracasos y lo que nosotros lo hacemos significar. ¿Les suena familiar dichos como: “No soy lo suficientemente bueno, no lo puedo hacer”, “nunca voy a poder hacer X, Y o Z”, “no merezco que mis sueños se hagan realidad, estar en una relación amorosa, ser exitoso, etc…”? Tal vez bastante o tal vez no tanto, porque la voz subconsciente que nos dice estas cosas es bien engañosa. Aparece en nuestros momentos más débiles y nos pega duro cuando tenemos los ánimos bajos o aun peor, si nos habla cuando estamos tan cerca de llegar a la meta e intenta convencernos a rendirnos en algo que hemos venido trabajando por tanto tiempo.

¿Por qué sucede eso? Bueno, es simple. Mucho de nosotros creamos una percepción distorsionada del fracaso a una temprana edad y la hemos cargado hacia nuestras vidas adultas. Muchos hemos fracasado en exámenes  o pruebas en el colegio y nos traumatizamos por el estigma asociado. Nos puede haber gustado alguien en nuestra adolescencia solo para que nos quebraran el corazón y decidir no expresar nuestros sentimientos. En fin, los ejemplos pueden ser interminables, pero la tendencia es la misma. Fracasamos en algo y lo tomamos con evidencia conclusiva que no merecemos o que no somos capaces de la meta que perseguimos, que no va a pasar y así que mejor nos rendimos. ¿Verdad? Pues les digo algo: ¡¡NOOO!!

El fracaso no es nada más que un intento fallido, un paso más hacia nuestra meta, una oportunidad de aprender y hacer ajustes. Todo lo que escuchamos o vemos en algunos medios de comunicación es los años gloriosos de aquellos que son exitosos. Lo que no hemos visto es la gran racha de fracaso tras fracaso que los llevo adonde están. El exitoso empresario Walt Disney intento hasta 300 veces conseguir un préstamo de los bancos para conseguir los fondos necesarios e invertir en su sueño dorado, el de parque de diversiones El Mundo de Walt Disney. El dejo todo en su vida por cumplir su sueño. ¿Qué hubiera pasado si él se hubiera rendido en sus mentados fracasos para lograr su meta? Otro ejemplo es el grandioso Michael Jordan, uno de los atletas más venerados de nuestros tiempos. El recibió un rechazo de su equipo de basketball en su secundaria y lo que hizo fue enfrentar ese fracaso, siguió trabajando en su juego, sobrepaso ese pequeño obstáculo y logro tener éxito. Cambio la imagen del basketball para siempre, inspirando a toda una generación de nuevos atletas. ¿Se imaginan que trágico hubiera sido si estos iconos hubieran decidido en esos momentos de fracaso que ellos no tenían lo necesario para seguir adelante y se hubieran rendido?

La verdad es que el fracaso en realidad no es nada malo. De hecho, es una parte necesaria para lograr el éxito (seguro que habrán muchos) y es como nosotros lo enfrentamos que ultimadamente determine cuando y como logremos tener éxito. Así que podemos retirarnos en derrota la próxima vez que nos quedemos cortos en alcanzar una meta o lo podemos tomar como experiencia, aprender del fracaso y vernos cada vez más cerca de nuestra meta deseada. El ser humano es capaz y digno de grandeza, así que no dejemos que nuestras vidas se conviertan en “lo que hubiera sido”. Sigamos empujando, creyendo y aprendiendo de nuestras derrotas hasta que alcancemos el éxito y ver nuestros sueños volverse realidad. No todo llega en el tiempo deseado, pero cuando llega, es el tiempo correcto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario